Iglesia de Sant Antoni

La imponente iglesia de Sant Antoni, marca, junto al puerto de la villa, el centro neurálgico de la población. Se inició a comienzos del S. XIV y fue objeto de diversos añadidos hasta el S. XVII. Representa el modelo típico de iglesia fortificada, con puertas de hierro, gruesos muros y mínimas aberturas al exterior para ofrecer refugio a los habitantes frente a los ataques de piratas y corsarios.

Incluso se llegaron a instalar cañones en su torre para repeler naves enemigas. En su interior, un pozo de agua potable aumentaba las posibilidades de supervivencia de los refugiados. La iglesia cuenta con un amplio y bonito patio exterior y está encalada casi en su totalidad, a excepción de la parte trasera, que muestra las piedras desnudas que enfatizan su solidez. El conjunto es elegante y a su alrededor se abre un agradable espacio peatonal con una variada oferta hostelera y comercial.

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